Entradas

Mostrando entradas de 2018

42 kilómetros para amar el maratón ~ Alfredo Varona

Imagen
*Cornetas y tambores amenizan las calles, ciñendo lo cotidiano a ritmo de procesión. Es Viernes Santo. Calles cortadas y tupidos aparcamientos dificultan el tránsito mientras los hosteleros hacen su agosto a finales de marzo. El quiosco de los helados se mantiene en plena ebullición tras adaptar los horarios de apertura al testigo de las alarmas estomacales de los clientes, en clara maniobra de contrarrestar el tradicional consumo de torrijas y demás dulces de Pascua. A pesar de la dificultad de encontrar antipiréticos que te mantengan inmune a la fiebre festiva que fluctúa en el ambiente, los atletas que acostumbran a entrenar en el parque sito a espaldas del quiosco hoy tampoco han perdonado su entrenamiento. Huele a incienso y elucubro si aquello que Alan Sillitoe llamó «la soledad del corredor de fondo» no tendrá alguna relación con procesionar oculto bajo el caperuz de alguna de las muchas cofradías que protagonizan la Semana Santa, y si bien es cierto que hasta que no pasa el ú

Las cuentas pendientes ~ Gastón Segura

Imagen
A puro huevo, aislado de lo constitucional (o protegido por ello), ante quienes hacen cumplir la ley (a su manera), declara en la habitación de un hotel ante el testigo mudo de la grabadora, evidencia legal que alguien entregará a un juez. Su vida pende de un hilo; sabe que le han investigado, pero no desde cuándo (ni hasta qué punto), por lo que ha de relatar una historia creíble; tan contundente como el agua, el café, el tabaco y el whisky que a demanda le suministran los dos guardias civiles que le custodian. La estancia se agranda y encoge al ritmo con que sus pupilas juntan recuerdos, desestabilizados con las puntuales e intencionadas interrupciones de los guripas. La burbuja inmobiliaria ha estallado dejando en la costa mediterránea proyectos poco rentables entre los que destacan un club náutico, un parque temático y un aeropuerto donde no aterriza nadie. Los políticos «agachan las orejas» pero los rusos están muy enfadados; han gastado mucho dinero en sobornos para bl

Mi nombre escrito en la puerta de un váter ~ Paz Castelló

Imagen
«─No conozco a nadie con una vida más aburrida que la suya. Si no fuera porque a veces se va de putas, ese tipo sería el más triste del universo.» Sin ahondar en detalles, esta podría ser una definición más que aceptable de la vida de Mauro Santos, uno de los dos protagonistas principales de «Mi nombre escrito en la puerta de un váter» , la segunda novela que publica la alicantina Paz Castelló .   Mauro es un escritor frustrado, desdeñado por las editoriales, que subsiste gracias a la pequeña librería que regenta en los bajos de su casa. Acaba de morir su padre, al que sufrió durante muchos años, y ahora vive solo con su loro, quien no para de recordarle algunas de las frases escuchadas al viejo: «¡Mauro! ¡Inútil! ¡Eres un inútil!» . Próxima a su casa vive Olvido, de quien lleva enamorado (y no correspondido) toda la vida, y la hija de esta, Cristina, cuya infantil inocencia otorga un halo de luz a su triste vida. En la acera contraria, Germán Latorre, uno de los rostros