Biografía del silencio - Pablo d´Ors

*Parece contradictorio que sea en esta época de días tan cortos, cuando más larga se hace la jornada laboral en el quiosco de los helados; apenas entran clientes y el grueso escaparate aísla del exterior haciendo casi imperceptible el algarabío de la ciudad. Si no fuera por el sonar de tripas constante del motor de las cámaras frigoríficas disfrutaría de amplios periodos sin ruidos y podría recrearme escuchando los sonidos del silencio. Los académicos de la RAE, sabedores del alto potencial que el silencio atesora, lo definen como «falta de ruido», que no de sonido; y es que no se puede aceptar que cuando grite el silencio suene la nada, ¿existe acaso silencio más elocuente que el de los muertos?  Los que disfrutamos escribiendo sabemos de los incordios del ruido; aquello de las musas es toro pasado y no hay más que enfrentarse a un papel en blanco para cerciorarse que la verdadera inspiración surge del silencio, tan solo hay que escuchar su dictado. Pablo d´Ors tiene buen oído para ello además de una capacidad asombrosa para plasmar por escrito su melódica doctrina; pocas cosas hay en este mundo más difíciles que (d)escribir un silencio, cuanto menos narrar su biografía.



Sostuvo un hombre sabio llamado Sócrates que «solo es útil el conocimiento que nos hace mejores». Ha llovido desde entonces pero la cita sigue siendo muy actual, más ahora que se supone vivimos en la era de la información y que los continuos avances tecnológicos nos bombardean indiscriminadamente. Basta observar el auge de las consultas psicológicas para comprobar que nunca con tanta información estuvo la gente más desorientada; filtramos tantos datos diarios que frecuentemente perdemos la identidad, ¿y acaso hay saber más útil que aquel que nos permita conocernos?

A través de esta obra subdividida en cuarenta y nueve ítems independientes, Pablo d´Ors, nos desgrana una potente herramienta para comprender la Biografía del silencio a través del arte de la meditación; un método gratuito al alcance de cualquiera con el que, en la quietud más absoluta, mejorar ostensiblemente la calidad de nuestras vidas.

Describe Pablo la meditación, no como una reflexión, sino como un trabajo de silenciamiento interior; una aventura por nuestra mente para una vez allí vaciarla del continuo tropel de ruidos, ideas, sentimientos y emociones que la dañan; «pensar es como dormir, o comer: no debe hacerse en exceso so pena de embrutecernos». ¿Acaso no es sorprendente la alegría de un niño, que se ilusiona con todo lo que ve?, ¿la del perro que con sólo estar a tu lado se desborda de júbilo? Viven la vida, palpan la felicidad; nadie les ha intoxicado. ¿A quién no le apetece volver a sentir emoción al ver salir el sol por las mañanas?

Como si del mismo Sócrates se tratara, a través de la Biografía del Silencio, Pablo nos va iluminando el camino hacia nuestro interior mediante la doctrina zen, para iniciar ese proceso de desintoxicación y palpar cómo el verdadero problema que tenemos son nuestros «falsos problemas», ideas preconcebidas u otras que nos inventamos y que una vez en el subconsciente nos impiden separar vida real de la ficticia con el consiguiente sufrimiento. Cómo «todas nuestras experiencias suelen competir con la vida y logran, casi siempre, desplazarla e incluso anularla» y no es hasta que «dejamos de construir castillos en el aire» cuando «empezamos a dar fruto»No se trata pues de dejar la mente en blanco a la manera del «pequeño saltamontes» de la serie «Kung fu» y poseer un control total sobre la mente; los pensamientos están ahí, de lo que se trata es de que no te turben; cuando el ruido no molesta, ya no es ruido.

Si nuestros mayores problemas son los problemas que no tenemos. ¿No es maravilloso descubrir que a la luz de la meditación acabamos de solucionar la mayoría de ellos? No desaparecen todas las dificultades, claro está, no existen los milagros «a la carta», «nos debemos adaptar al mundo y no el mundo a nosotros», y al igual que el dolor nos avisa de que estamos vivos, el proceso nos facilita el camino para lograr convivir con los problemas fortaleciéndonos mediante este sugerente proceso de muerte y renacimiento. «Ganaríamos mucho si en lugar de enjuiciar las cosas, las afrontáramos», no dejan de ser oportunidades, y no hay que ser demasiado macabro para comprender que lo que sucede siempre es mejor que lo que pudo haber sucedido. 

Dejó escrito Baltasar Gracián que «lo bueno, si breve, dos veces bueno», y no solo es el tamaño lo que hace que este libro, de calidad excepcional y extensión breve, sea uno de los grandes. Llegar a la última hoja será el principio para volver a abrirle por cualquiera otra y continuar enriqueciéndose con sus intensas enseñanzas; el ruido no cesa, y será necesario morir y renacer muchas veces.

Piensen en cualquier problema que hayan tenido a lo largo de su vida. ¿A que todos caben en esta frase?:
«Solo sufrimos porque pensamos que las cosas deberían ser de otra manera»


*Publicado originalmente en el blog literario El quiosco de los helados.

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