Anoche anduve sobre las aguas - Irene Gracia

*Una de las peculiaridades que tiene el estar largos ratos a solas detrás del mostrador, es enfrentarse al bombardeo de pensamientos y sensaciones que urden inmisericordemente complejas realidades en el interior de la cabeza. Hace unos días, mientras el hilo musical del quiosco radiaba una versión ampliada de la beethoviana obra, «Para Elisa», me tiré largo rato pensando qué tipo de elucubraciones pasaría por las cabezas de aquellos heladeros londinenses que, hace unos años, comercializaron un helado compuesto en su mayoría de leche humana.  La pieza seguía sonando, y lo que a pesar de mi mal oído comenzó siendo una agradable melodía, mudó a una molesta repetición de notas que se adherían bailonas al subconsciente de mi cabeza; algo similar a una borrachera de insomnio. Ahora, previo a comentar esta novela de Irene Gracia, encuentro relación en alguno de esos sucesos; y es que la protagonista de Anoche anduve sobre las aguas, también fue criada con leche humana, pero no como la que imaginan, sino una leche embriagadora capaz de enajenar sin emborrachar; por algo transcurre su vida al ritmo de esa canción. Para Elisa:

Cuentan que la Bella Durmiente, aún siendo hija de reyes y única heredera, se negó a despertar de su sueño. Nadie ha podido averiguar si su onírica voluntad dimanó del temor a que su destino tornara al libre albedrío de las hadas o si le influyó aquello que dijo Cioran, que «la conciencia es la pesadilla de la naturaleza». Una vez leída esta novela de Irene Gracia, pienso, que al igual que Elisa, la protagonista principal de Anoche anduve sobre las aguas, la Bella Durmiente encontró más verdad entre sus sueños, que en la realidad que habitaba.

Gracia estructura esta novela en dos mundos narrativos; uno real, ubicado en Venecia y San Petersburgo, prefacio y epílogo de la historia, del que apenas conoceremos unas horas en la vida de los protagonistas, y otro, el de los sueños de Elisa, plato fuerte del relato, sin cuya simbiosis no se puede comprender en su totalidad esta fábula.

Elisa, está locamente enamorada de Bruno, aristócrata alemán afincado en Venecia con quien planea casarse. Éste, ha logrado enamorarla gracias a las drogas que le suministra su prima Ulla, logrando convertir a Elisa en un títere que maneja a su antojo del que igual se lucra con su dinero, que la utiliza, tras administrarla furtivamente burundanga, para fomentar sus fantasías mientras la observa copular con los tres invitados más impresentables de una fiesta de alta alcurnia. Ulla es clara y no le oculta a Bruno el horizonte que proyecta para Elisa: «Dejaré que te cases con ella si me prometes que entre los dos la corromperemos y la convertiremos en la criatura más obscena y visionaria de la tierra». Pero el destino hace que, previo al enlace, Elisa tome un avión rumbo a San Petersburgo, y que venciendo su aerofobia mediante una ingestión de narcóticos, se sumerja en un profundo sueño; un viaje en el tiempo del que regresará con lumbres renovadas.

Con pinceladas imperceptibles y de manera natural, Irene Gracia traslada a las dos parejas de primos, Aura y Elisa, y Bruno y Ulla, de la época actual a un mundo místico rayano con lo medieval, donde el lector, recién aterrizado y aún conmocionado por lo sucedido en Venecia, se ve inmerso en un escenario de islas, doncellas, cruzados, monjas, ángeles y demonios; un universo mágico donde convergen mitos paganos y religiosos, milagros y escenas donde la naturaleza cobra vida. Allí, los caminos de Bruno y Elisa vuelen a cruzarse, él como duque y ella como niña celestial, por las veredas de purgatorio, cielo e infierno. En el transcurso, la eucarística vagina de Elisa provocará que Bruno cometa las más graves aberraciones en una luna de miel muy amarga, que endulzará Elisa fornicando con el mismísimo Satanás.

Un ingenioso peregrinaje por la Morada del Mal; una parábola para recapacitar. «La identidad es un espejismo, nadie es diferente, nada es diferente, ni siquiera el aire.» / «Elisa… ¡Jamás olvides que los diablos descienden de los ángeles!»


*Publicado originalmente en el blog literario El quiosco de los helados.

Comentarios

  1. A mi me ha gustado mucho este libro impregnado de un erotismo muy original.

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